Arde el agua,
la tierra arde,
arde
el asfalto
hasta abrasar,
como si
las farolas aprendieran
la tabla de multiplicar.
La plaza
es más bella
que miles de damas perifolladas.
Esta plaza
justificaría
cada ciudad.
Si yo fuera
el obelisco de Vendôme
me casaba
con la Place de la Concorde.

Vladimir Maiakovski. La ciudad . Poemas 1917-1930


 

Pedra do Homem, 2007



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